Meca laboral para los jóvenes del mundo

24 junio, 2014

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“Arquitectos españoles, profesores de lenguas del mundo entero, músicos latinoamericanos o ingenieros alemanes: todos desembarcaron en China en los últimos años. A medida que la economía crece y Estados Unidos y Europa se estancan, cada vez más personas ven a este país como una oportunidad de trabajo”, escribe Guillermo Bravo en China Files. La nota fue reproducida por el diario La Nación.


Sin embargo, aunque la calidad de vida es alta, el mercado es cada vez más competitivo.

Durante la primera década del siglo XXI, la inmigración creció un 35% y un 18% en los últimos cinco años. Según el último censo, de 2011, cerca de 600.000 extranjeros viven en el país. Muchos llegan para estudiar mandarín, pero se quedan al comprobar las bondades de las ciudades chinas, comparadas con el oscuro panorama laboral de sus países.

Los extranjeros vienen de diferentes partes del mundo: desde los países vecinos, como Vietnam o Tailandia; desde las naciones de Europa más lastimadas por la crisis, como España o Grecia; desde Estados Unidos, el país fuera de Asia que más gente envía a China, y desde África o América latina, los nuevos socios chinos.

En los últimos años, las empresas chinas aprovecharon el conocimiento de los extranjeros en tecnología y management y los ubicaron en buenas posiciones. Hoy, por la creciente especialización de los empleados chinos, los jóvenes de otros países comienzan a trabajar a la par de estos.

En mayo, 27 compañías de la provincia de Zhejiang abrieron 142 vacantes para ingenieros, vendedores y directores extranjeros. Para cubrir esos puestos se presentaron más de 200 personas.

Detrás de este creciente interés en China hay varios matices. Muchos de los expatriados privilegian el costo de vida más bajo; otros aprecian la oportunidad profesional de desempeñarse en una de las economías más dinámicas del mundo. Y hay un amplio grupo, especialmente aquellos que vienen de América latina, que valora la seguridad.

“Es muy importante poder salir a las 3 de la mañana de una disco sin preocupación. Poder caminar con mi hijo por las calles sin miedo a que me roben”, dice a LA NACION la empresaria mexicana Denisse Hernández, que vive en Pekín desde 2009.

De igual forma, China está desarrollando sectores que en otras partes del mundo se encuentran estancados, tales como el diseño, la arquitectura y la construcción.

En los próximos 10 años, el gobierno espera que 250 millones de personas pasen del campo a la ciudad, en lo que sería la mayor migración interna de la historia. Esta migración viene acompañada por el boom inmobiliario para darles cobijo a todas estas personas.

A la edificación en las grandes ciudades, se sumó la planificación y construcción de 640 ciudades nuevas en la última década, así como la incorporación de pequeños pueblos a ciudades grandes.

Hay extranjeros de todas partes del mundo. Pero sobre todo abundan los arquitectos e ingenieros españoles que escapan del “mileurismo” (un promedio de 1000 euros por mes para todos los empleados jóvenes), y del recorte masivo de plazas y oportunidades. Se estima que, sólo en Shanghai y Pekín, trabajan unos 500 arquitectos españoles.

“Trabajar en China para una compañía local no es fácil. La manera de pensar y la dificultad en la comunicación lo hacen muy complicado. La tipología y la escala de los proyectos, el tipo de cliente, la forma de resolución de los problemas y el escaso tiempo de reflexión son puntos que muestran grandes diferencias con lo que conocemos”, dice a LA NACION Laura Zurbano Amo, una española que trabaja en una empresa china.

Hay municipios que abrieron sus administraciones para recibir a empleados extranjeros. La ciudad de Foshan, en el Sur, contrató este mes a cuatro extranjeros para trabajar en sus oficinas como “consultores internacionales de promoción e inversiones”. El objetivo es, según la agencia oficial Xinhua, ayudar a pulir la imagen internacional de la ciudad y promover las exportaciones. El paso de Foshan muestra cómo el mercado es cada vez más abierto a los extranjeros y ahora incluso llega a áreas públicas donde antes habría sido impensable ver a un foráneo.

Al mismo tiempo, China intenta elegir a quienes buscan trabajo acá a través de la legislación del visado. Antes era mucho más fácil para un extranjero conseguir una visa y un permiso de trabajo. Ahora es cada vez más complicado, salvo para algunos sectores en los que el gobierno quiere estimular la presencia de expertos de todos los países.

Por ello se lanzó el año pasado una ley que promueve visas especiales para “expertos reconocidos por sus gobiernos provinciales o nacionales, o profesionales que China necesita urgentemente”, indicó el Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Pública.

La educación sigue siendo el sector que más acoge a los extranjeros. Marthe Vorobiov es una profesora de francés que llegó a Pekín hace cinco años. No pasó ni un solo mes sin trabajo. “Cuando terminé la universidad en Francia estuve varios años sin conseguir trabajo en mi campo, mientras que en China salieron nuevas oportunidades todo el tiempo”, cuenta Vorobiov.

UNA ECONOMÍA ATRACTIVA PARA LOS TRABAJADORES

Las ventajas

China recibe a inmigrantes de los países vecinos, de América latina y de las naciones más castigadas de la crisis europea. Los extranjeros valoran el costo de vida más bajo, ?la oportunidad de trabajar en una economía dinámica y la seguridad

Cambios

Debido a la especialización de los empleados chinos, los extranjeros son menos valorados que hace unos años, cuando se admiraban sus conocimientos en tecnología y gerencia. Además, el mercado es más competitivo

600.000

Extranjeros en el país

Los datos corresponden al último censo, de 2011. Los surcoreanos, estadounidenses y japoneses encabezan el ranking de los inmigrantes

18%

Más de expatriados

En los últimos cinco años llegó ese porcentaje de inmigrantes.

Categorías: Sociedad

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