Un misterio borgeano
6 junio, 2014
“Despierta una sensación extraña –escribe hoy Héctor D’Amico en La Nación, sobre las traducciones de Borges- el hecho de que la versión china de una de las mayores obras literarias del siglo XX, de un escritor de escritores, en la práctica sólo pueda ser cotejada con su lengua original por un grupo llamativamente reducido de personas, entre ellas, las mismas que la tradujeron. Borges, que recurría al humor ante situaciones ambiguas, como ésta, dijo alguna vez que no confiaba en la publicidad porque le habían advertido que la paga la misma gente que fabrica los productos”. El periodista dialogó con Chen Kaixian, de la Universidad de Nanjin, al respecto.
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