Arribenios, la película de los chinos en Argentina

3 junio, 2014

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El realizador Marcos Rodríguez está al frente del equipo que ganó un subsidio del INCAA para filmar Arribenios, la primera película sobre la inmigración china a la Argentina. En medio del proceso de filmación, Rodríguez cuenta en esta entrevista de Dang Dai cómo surgió el proyecto, cómo es relación con la colectividad y qué contará de los chinos argentinos.


¿Qué te motivó hacer la película?

— Por cuestiones personales, conocía algo sobre la historia del Barrio Chino, sobre la inmigración taiwanesa en Argentina y los cambios dentro de la comunidad. Y si bien el tema siempre me interesó (sobre todo en lo que tiene que ver con los temas de la identidad y los legados culturales), no fue sino hasta varios años después que nació este proyecto. Antes que la idea de hacer una película sobre el Barrio Chino estuvo mi amor por el cine oriental. Desde que miro cine, miro mucho cine oriental. Algo de eso entró en mi imaginación. Un día visitaba el Barrio Chino y de pronto me encontré como dentro de una escena de una película de Hou Hsiao Hsien. No sé por qué fue en ese momento (había ido muchas veces antes al Barrio Chino) o si había algo especial en ese contexto, pero fue ahí que de pronto entendí el potencial visual que tenía todo lo que me rodeaba. De pronto, entendí que necesitaba filmar ese lugar. A partir de esa idea (filmar el Barrio Chino), todas las piezas fueron tomando forma: lo que sabía y lo que quería saber sobre la inmigración que le dio origen, distintas ideas sobre la identidad y el pasado, la obsesión por ciertas imágenes y ciertas formas de la imagen y los tiempos en el cine. A partir de ese destello resultó claro que unas cosas respondían a otras, que todo tenía sentido como conjunto. Y entonces “Arribeños” fue buscando el camino para llegar a concretarse.

— ¿Qué plan de filmación estás desarrollando?

— Por las características del proyecto, nuestro plan de filmación es bastante extendido. La idea con “Arribeños” es retratar la vida del Barrio Chino a lo largo de un año, con lo cual el plan de filmación se va a extender a lo largo de varios meses, para cubrir diferentes estaciones.

¿Cómo se compone el equipo de realización?

— El equipo es muy reducido. Estamos trabajando con Rosalía Ortíz de Zárate en producción y Pablo Mazzola como asesor integral. Y después se sumaron personas al equipo técnico: Ada Frontini como directora de fotografía y camarógrafa, y Luciana Braga en sonido. Este es un proyecto chico que está tomando forma, y con cada nuevo paso vamos incorporando gente.

¿Qué respuesta venís teniendo de la comunidad china?

— En general, la respuesta viene siendo muy buena. En algunas situaciones hay un primer momento un poco más difícil, pero en general tiene que ver con problemas de comunicación o con una primera reacción de desconfianza frente a un desconocido. Si logramos superar ese primer momento (que no siempre se da), la relación tiende a ser muy cordial. Las generaciones mayores tienden a ser un poco más reservadas, pero son siempre muy amables. Creo que hay un deseo de contar su historia, de compartir sus vidas a través de un proyecto que, entre otras cosas, busca transmitir su experiencia más allá de su comunidad. Sobre todo los miembros de la comunidad taiwanesa han mostrado muy buena predisposición con este proyecto.

¿Hay antecedentes de documentales sobre la inmigración china a la Argentina?

Hasta donde sé, no hay trabajos documentales que investiguen este tema puntualmente.

— ¿Cómo es tu trayectoria y perfil como realizador?

— Empecé a trabajar como realizador hace pocos años. En 2012 estrené mi primer trabajo, “La educación gastronómica”, un largometraje de ficción, en el Festival de Cine de Mar del Plata, en la Competencia Argentina. Es una película independiente, que filmamos en San Martín de los Andes, un retrato de dos amigos que se reencuentran en la ciudad en la que crecieron. Antes de eso, me dedicaba (y todavía me dedico) a escribir crítica de cine.

— ¿Cuáles son los tres momentos que rescatarías del proceso de filmación?

— Muchos de los momentos más interesantes con los que nos encontramos durante la filmación del proyecto tienen que ver con pequeñas experiencias o confesiones que encontramos casi de casualidad, pero que nos permitieron tener una verdadera idea de lo que significa este proceso de inmigración. El primero se dio cuando fuimos a filmar una reunión de la Asociación del Barrio Chino en la que se preparaban los festejos para el Festival de la Luna. Era la primera reunión de los voluntarios que iban a participar de ese evento. Lo que encontramos fue un pequeño grupo de adultos, que son los que llevan adelante la Asociación y que tienen una mayor conciencia de su herencia cultural, y un gran grupo de gente que se estaba sumando al evento, entre los cuales había algunos argentinos interesados por la cultura y muchos descendientes jóvenes de inmigrantes, la primera generación de argenchinos nacidos en Buenos Aires, que rondaban los 18 años. Esos jóvenes, que en algunos casos ya están perdiendo incluso el chino como lengua materna, se juntaban con el deseo de formar parte de un evento comunitario. El hecho de participar en esa organización tenía, por lo menos, un sentido doble: pasar a formar parte activa de la comunidad y a la vez trabajar para asegurar la continuidad de la tradición que sus abuelos trajeron a la Argentina, pero que necesariamente va perdiendo fuerza con el proceso de integración. Ese deseo de constituir una comunidad y de preservar una cultura es un acto de creación enorme, un acto de amor social, en el que se mezclan el pasado y el futuro. Esa reunión nos permitió entender un poco mejor qué es lo que significa el Barrio Chino.

Algunos meses más tarde recibimos una invitación para asistir a una reunión que se iba a llevar a cabo en la casa de una de las familias de inmigrantes taiwaneses que llevan más tiempo en la Argentina. El motivo de la reunión era, justamente, conmemorar los 40 años de su llegada a Buenos Aires. La familia, miembro importante de la comunidad, había invitado a otras parejas que también llevan varias décadas viviendo acá. No era una gran celebración ni una ocasión solemne: simplemente habían invitado a sus amigos a una gran cena que, como el tiempo era bueno, se organizó en la terraza de la casa. El hijo mayor de la familia ayudaba a traer las bandejas con distintos platos. Todos se sentaron a charlar, hablaron, compartieron con nosotros algunas de sus experiencias, y también su comida. Mientras caía la noche, todos en la mesa empezaron a comer sandías y cerezas. En una terraza en Balvanera, mientras el calor de principios del verano iba bajando, pude ver de pronto, sentados alrededor de una mesa larga, la memoria viva de un viaje que empezó hace casi medio siglo del otro lado del globo. Lejos del Barrio Chino, de los dragones, los colores y los fuegos artificiales, esos eran los hombres y mujeres que un día decidieron dejarlo todo y probar suerte en el fin del mundo.

Entre las distintas entrevistas que venimos haciendo, un día llegó el momento de hablar con Ana Kuo, presidenta de la Asociación Cultural Chino Argentina. Ella era chica cuando dejó Taiwán para venir a la Argentina y, por supuesto, no podía explicar exactamente cuáles fueron los motivos que llevaron a su padre a trasladar a toda su familia, pero sí tiene recuerdos muy claros de los años que pasó en la escuela allá. Una de las cosas que nos contó fue, por ejemplo, que durante el gobierno militar del Kuomintang en la escuela le prohibían hablar o escribir en dialecto taiwanés, su lengua materna. Como parte de la política de disciplina, los maestros instaban a los alumnos a denunciar a los compañeros que escucharan hablar en taiwanés, y ella misma tuvo que sufrir algún castigo. Cuando, en los ochenta, llegaron a Argentina, la escuela a la que empezó a asistir era muy diferente.

— ¿Cuándo se podrá ver la película?

— Calculamos que la película se podrá ver para el 2015.

¿Dónde se verá?

— La idea es presentarla en salas y espacios que permitan al público acercarse a ella. Puede ser a partir de los circuitos de festivales y muestras de cine, como también proyecciones especiales a partir del tema que nos convoca.

¿Presentarás la película en función especial para la comunidad china?

— Justamente, tenemos la idea de intentar organizar una proyección dentro o cerca del Barrio Chino, para que pueda verse en el espacio donde nació. Nos gustaría mucho.

¿Podés adelantar qué aspectos de la vida de la comunidad china mostrará la película?

— Lo que queremos retratar es la vida del Barrio Chino y la historia de las familias que le fueron dando forma. Lo que buscamos es reflexionar sobre la inmigración, los problemas de la integración, las identidades múltiples que se cruzan para dar forma a un espacio de Buenos Aires en el que conviven culturas tan distintas como la argentina y la china; el peso del pasado y el deseo de construir algo nuevo como fuerzas en tensión que encuentran su representación más visible en la vida del Barrio Chino.

https://www.facebook.com/arribenios

Categorías: Cultura

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