Reconocen los restos del poeta Miguel Ángel Bustos
La Justicia determinó que son los restos del poeta Miguel Ángel Bustos los reconocidos luego de un nuevo trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense, que investiga casos de personas desaparecidas durante la última dictadura militar argentina, entre otras labores. Bustos fue secuestrado en mayo de 1976 por un comando militar en su casa de Buenos Aires y -como otros millares de personas- desaparecido. En el último número de Dang Dai se recordó su relación con China a través de la presentación que hizo del libro I Ching, cuando acabada de salir su primera traducción al español en 1975.
Bustos escribió obras cumbres de la poética argentina en los años ’60 y ’70 como Corazón de piel afuera, Visión de los hijos del mal o El Himalaya o la moral de los pájaros, y como periodista trabajó en Panorama, Siete Días, El Cronista Comercial, La Opinión y Nuevo Hombre, este último periódico ligado al Partido Revolucionario de los Trabajadores. En sus notas sobre internacionales y cultura varias veces abordó temáticas sobre China.
En el número 8 de 2, su hijo Emiliano Bustos, también poeta, escribió:
“Miguel Ángel Bustos –poeta y periodista nacido en Buenos Aires en 1932 y desaparecido por el terrorismo de Estado en 1976- escribió varias notas sobre China. Siempre interesado por la vasta cultura de ese país, para la revista Panorama -de la que fue colaborador permanente entre 1971 y 1975- comentó La revolución cultural China (Cuadernos de Pasado y Presente/ 23, 1971); los tres tomos de Franz Schurman y Orville Schell, China Imperial, China Republicana, China Comunista (Fondo de Cultura Económica, México, 1971); y Gran Muralla, Gran método, acercamiento a China, de Joachim Schinkel (Siglo XXI Editores, México, 1972).
“También para Panorama firmó, en 1973, Chuang-Tzu: El esplendor de los elementos -sobre el gran filósofo taoísta- y, ya como colaborador del diario La Opinión, Desafía a la imaginación un antiquísimo juego chino, acerca del Tamgram, esa suerte de rompecabezas de siete figuras (o ‘Tablilla de las siete astucias’) que -como supo ver Bustos- trastoca la ‘inmovilidad’ de sus semejantes occidentales: ‘con el Tamgram todo es diferente, ya que no se busca restaurar un episodio inmóvil sino construir o inventar nuevas figuras posibles cuyo número, por lo menos teóricamente, es casi infinito’.
“Hacia fines de 1975, Bustos trabajó en una nota sobre el I Ching, a propósito de la primera edición en castellano hecha por Sudamericana ese mismo año. El tratado adivinatorio de la cultura china es analizado en I Ching: Maquinaria natural de lo posible, texto presumiblemente inédito del que se conservaron dos versiones. Una, al parecer, definitiva, y la otra en borrador; entre ambas son apreciables algunas variaciones que enriquecen la lectura final.
“El poeta era un antiguo lector de esa obra –consultaba desde los 60 la edición Bollingen Foundation (tercera edición, New York, 1955)- y además tenía amistad personal con David Vogelman, quien tradujo para Sudamericana la versión alemana de Richard Wilhelm, primer lector occidental –según juicio del propio Bustos- en comprender la majestuosa poesía lúcida’ del I Ching.
“Acompaña esta nota (NdeR: se refiere al artículo que también da Dang Dai en esta entrega y publicó en se revista) un pequeño dibujo del autor sobre un poema de Mong- Kao-Yen, incluido en el libro La flauta china (1907), de Hans Bethge, obra en la que también figuran traducciones de otros autores de la dinastía Tang (618-907) como Li Tai-Po y Wang Wei. A partir de esos poemas Gustav Mahler compuso, poco antes de su muerte, La canción de la tierra.”
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