Entender quién es el gran danés
Fernando Vilella, director del Programa de Agronegocios y Alimentos de la UBA, sostuvo que “el principal problema es que quienes toman las decisiones no entienden al mundo moderno, que es muy diferente del que hablaban los libros con los estudiamos. Si hoy querés vender un producto diferenciado, tipo gourmet, y mirás lo que decía el libro, apuntarías a Europa, EE.UU., eventualmente Japón. Sin embargo, en China hay un millón de millonarios en dólares”. Entrevistado por La Nación, el académico enfatizó que “Argentina tiene que ir junto con Brasil a negociar (con China), generar una plataforma mayor porque la diferencia de tamaño entre unos y otros es muy grande. Uso un ejemplo que es muy claro: la Argentina es un Chiguagua, y China, un Gran Danés”.
El comentario de Fernando Vilella debería encender una potente luz de alarma. El director del Programa de Agronegocios y Alimentos de la UBA (decano de la Facultad de Agronomía durante 8 años) cree que el principal problema de la Argentina hoy es que quienes toman las decisiones para un sector estratégico de la economía del país “no entienden nada”. Pero lo más preocupante es lo que agrega casi de inmediato: “La verdad es que la mayoría de los dirigentes políticos no lo entiende, no sólo los que tienen cargos ahora. Muchos de los que no están en el Gobierno hubieran tomado decisiones muy parecidas a las que se han tomado porque no entienden este nuevo mundo”.Hace unos días, en la facultad, se hizo el Simposio Argentina y Asia 2030: Estrategias en Agronegocios. Vilella diseñó el programa en coordinación con las embajadas de China, Japón, India, Corea, Vietnam y Tailandia en la Argentina. La transmisión vía Internet de las actividades que se desarrollaron durante tres días tuvo picos de 1100 seguidores, de 20 países diferentes, y de casi todas las provincias argentinas.
¿A qué atribuye el alto interés que despierta el tema, al potencial que, pese a todo, tiene la Argentina?
–Esos seis países que elegimos representan hoy más del 40 % de la población y más del 25% del PBI del mundo. Cuando se analizan las proyecciones a 2030, todas las cuentas indican que mil millones de sus habitantes necesitarán comida que venga de otros lugares porque ellos no podrán autoabastecerse. Los únicos sitios que se prevé tendrán excedente de alimentos son América del Norte (Estados Unidos y Canadá básicamente), Australia y Nueva Zelanda y América del Sur (los cuatro productores son Brasil, el más grande, Argentina, Uruguay y Paraguay) y la zona de Ucrania en Europa.
¿Por qué Argentina y por qué este tema? Porque en este partido estamos en primera y el mundo está esperando que juguemos un rol que hasta ahora hemos subutilizado.
De esos actores potenciales, ¿quiénes se están comportando como jugadores de primera?
–Estados Unidos y Canadá. Brasil está haciendo sus esfuerzos. Australia y Nueva Zelanda, a full. En la zona de Ucrania post caída del Muro hicieron mucho, venían creciendo, pero ahora tienen una crisis política.
¿Qué diferencia a Brasil de la Argentina?
–Nosotros tenemos menos superficie pero más tecnología. Desde el punto de vista de la productividad estamos en una situación relativamente mejor, tanto en términos ecológicos como tecnológicos. Ellos tienen mucha más superficie actual y potencial para crecer. Todo lo que es la zona de los Cerrados, al centro oeste del país, a la altura de San Pablo, es una región con enorme potencial agrícola. Allí es donde se está instalando una parte importante de la caña de azúcar para hacer etanol y de la soja para exportar. Pero eso está a 1500 kilómetros de los puertos, no hay caminos buenos. Si bien Brasil no tiene retenciones -aquí en el caso de la soja son del 35 %- una parte importante de esa diferencia se la come el transporte por camiones.
¿Una suerte de retención logística?
–Exacto, y es casi del 25 %. Hay 1500 km de caminos destrozados y sin ferrocarril. En cambio en la Argentina, con la Hidrovía que llega hasta Rosario, hicimos llegar los barcos a un entorno donde si se traza un eje, en 300 km tenés el 70 o 75% de la producción de granos del país. Desde el punto de vista logístico tenemos una ventaja muy grande, además de mayor eficiencia productiva. Lo que pasa es que una parte importante de esa mayor eficiencia se la lleva el Estado.
A pesar de lo que dice, las quejas por el déficit logística y de transporte aquí son importantes.
–Sí, porque si bien tenés todo eso, si se llega a quedar un barco en el puerto -como pasó hace poco-, se para todo, se produce un embotellamientos que puede durar días y cada día de un barco parado son miles y miles de dólares de costo. Sí, habría que perfeccionarlo. Y después vas a la flota de camiones -que es por donde se transporta casi todo- y ves que tienen una edad media de 19 años, cuando la amortización debe ser a los 20. Hay un enorme volumen de camiones que está fuera de estado. Si hablás de zonas más alejadas como el NOA o el NEA, el ferrocarril está destrozado, no funciona, y sería el mecanismo habitual de transporte. Por eso nuestro interés en difundir este tema, porque si tenés en claro alguna de estas cosas y el enorme rol que puede jugar la Argentina en esto que tiene que ser empleado para generar un desarrollo armónico social y territorialmente que permita generar oportunidades en cada sector y región del país?
La mayor parte de las economías regionales está destrozada…
–Porque quienes toman las decisiones se equivocan. Están pensando en la inflación de mañana y entonces no tocan el dólar y los mataron a todos. Tuvimos dos o tres años quebrando a la gente porque estaban reteniendo una relación peso-dólar que no permitía exportar.
¿Cómo se planifica en un país una política de mediano-largo plazo cuando las industrias y sectores que participan de esa proyección van quedando en el camino?
–Porque los líderes no están haciendo lo que tienen que hacer. Lo importante es construir la cabeza de los líderes que no tienen que dejar que nadie muera en el camino. No es por falta de mercado que cayeron como empresas. Hay algunas producciones a las que pudo haber afectado la crisis internacional, como el aceite de oliva, porque España pudo haber volteado el precio. Pero en general el problema se da por falta de talento para hacer las cosas. Están cobrando retenciones a la fruta del Alto Valle, que tienen productos que el mundo quiere -pera y manzana- pero no puede hacer nada. Encima, están cobrando retenciones sobre la fruta embalada, es decir sobre el cartón y todo los extra. Hay que tener una conceptualización que quienes toman las decisiones no tienen, no quieren ver o no les interesa. Están viendo cómo dibujan la inflación de mañana.
Cuando uno mira qué pasó en el resto de Latinoamérica durante estos años, a los que nos fue peor, fue a nosotros: peor que a Chile, Perú, Colombia. El presidente de Uruguay planteaba el año pasado que el país estaba empachado de dólares, ningún país bajó la cantidad de reservas como la Argentina. Se manejaron mal las cosas. En toda esta historia de la agregación de valor se manejaron tan mal las políticas que primarizamos las exportaciones agropecuarias. Hoy, hay gente que tiene que enviar el vino a Chile para reenvasarlo porque el costo de la botella acá es un número que está desequilibrado.
Entre los “competidores” de la Argentina como proveedores de alimentos figura Australia, que acaba de firmar un TLC con Japón. EE.UU., el TPP?
–En el simposio el embajador Velloso, que fue cónsul en Shangai durante 8 años, habló sobre lo que nos pasará si no firmamos acuerdos de ese estilo. Estamos mirando para el otro lado y eso tiene una trascendencia muy grande. Si todo lo que estamos hablando no lo tenemos canalizado en forma comercial con acuerdos o con lo que fuera, estaremos en malas condiciones para aprovecharlo. Lo otro que surge claramente de esto es que la Argentina tiene que ir junto con Brasil a negociar, generar una plataforma mayor porque la diferencia de tamaño entre unos y otros es muy grande. Uso un ejemplo que es muy claro: la Argentina es un Chiguagua, y China, un Gran Danés. Los pesos dan para esa equivalencia porque es 40 veces más grande. Vos tenés los huesitos pero el otro tiene la mandíbula, la plata. La negociación se aprovechará mejor sumándose, no es fácil, y eso tiene que ver con la cabeza de los líderes de la Argentina que tienen que entender este mensaje.
¿Cuál es el principal déficit de la Argentina para llegar bien posicionada como proveedora mundial de alimentos en 2030?
–El principal problema es que quienes toman las decisiones no entienden al mundo moderno, que es muy diferente del que hablaban los libros con los estudiamos. Si hoy querés vender un producto diferenciado, tipo gourmet, y mirás lo que decía el libro, apuntarías a Europa, EE.UU., eventualmente Japón. Sin embargo, en China hay un millón de millonarios en dólares. El crecimiento del mundo desarrollado es la tercera parte del que tuvo el mundo emergente en los últimos años y los pronósticos indican que seguirá siendo así. En Asia hoy hay alrededor de 600 millones de clase media; en 2030 habrá 2700 millones más, y esa gente que está pasando de comer arroz solo, a agregarle con un pedacito de pollo. Si no entendés que tenés que acordar con esa gente de la mejor manera, sin regalarte, pero hacerlo… Si no entendés esas cosas no entendés nada. Me parece que quienes toman las decisiones no entienden nada, pero el problema está en que me tocó conversar con gente de distintos sectores políticos y la verdad es que la mayoría no lo entiende. No son los que están ahora. Muchos de los que no están en el Gobierno hubieran tomado decisiones muy parecidas a las que se tomaron porque no entienden este nuevo mundo.
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