Las películas Journey to the West, de Tsai Ming Liang; Stray Dogs, del mismo director, y Apolitical Romance, de Hsieh Chun-yi, estarán presentes en la edición de este años del BAFICI.

En Stray Dogs Tsai Ming Liang un padre sobrevive como puede con sus dos hijos, trabajando como cartel viviente. Podrá verse el jueves 3 a las 13.20 y 20.10 en el Village Caballito y el lunes 7 a las 15 en el Village Recoleta.

Apolitical Romance (Hsieh Chun-yi) es una comedia romántica con comentario social, sobre la simbiosis entre un funcionario humilde que escribe un manual intercultural taiwanés-chino y una joven de Beijing que busca al amor de la infancia de su abuela.

Podrá verse el jueves 3 a las 14.10 y a las 23 en el Arte Multplex Belgrano.

Journey to the West es la nueva película de Tsai Ming Liang, compuesta por quince planos que vuelven al monje budista de los cortos Walker y Shapeless. Se proyecta junto a Redemption y A Million Miles Away el jueves 10 a las 22.50 en el Village Recoleta y el domingo 13 a las 13.40 y a las 18.30 en el Arte Multiplex Belgrano.

En el filmun monje budista vestido de rojo parece un chico que juega con la realidad. Va caminando a un ritmo que emula el del crecimiento de las plantas, con sus manos en mudra. Juego en serio, atraviesa Marsella, rodeado de los habitantes de la ciudad, de general indiferencia ante su disparate.

Algunos, sin embargo recibirán la semilla de su mensaje: es posible salir de la máquina de la infelicidad y hallar la paz interior. Hasta inspira a un hombre, que decide hacerlo su maestro.

La ciudad, Occidente, el Mundo Moderno adquiere otra forma vista desde el monje de ritmo vegetal y el planteo le permite al director taiwanés Tsai Ming-liang imágenes como la del monje pasando junto a un maniquí, la de la gente sentada a un café que se queda observándolo hasta que se aburre o la de los turistas que le sacan fotos.

Tsai ya había hecho caminar a su monje en el capítulo Walking on Water, del film Letters from the South, y en Walker, que formó parte de Beautiful 2012.

Ha tenido la decisión de detenerse en un personaje que sería una anécdota fugaz en cualquier película. No se ha escapado de su obsesión, por el cruce de las realidades extremas, el interior infinito que puede haber en un humano y por el movimiento —después de todo, es un cineasta.