Aunque en China el catolicismo es minoritario, abundaron las celebraciones de Navidad sobre todo con extranjeros, cuenta Diario del Pueblo. En vísperas de Navidad, en Hong Kong se pudo escoger entre un buffet en un hotel viendo “El cascanueces” de Tchaikovsky, o un concierto de jazz en uno de los clubes más prestigiosos de la ciudad, Ozone, donde las chicas entran gratis. En Shenzhen las opciones también eran tentadoras. E “ir a misa en Pekín el día de Navidad es un maravilloso regalo de Dios”, dijo Peter Thong, un malayo que lleva 25 años en China.

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