Mo Yan y la censura
Una nota de la Revista Ñ rescata las declaraciones del último Premio Nobel de Literatura en una entrevista con el South China Morning Post, un diario de Hong Kong. Dijo, por ejemplo, “La censura sirve de motivación a los escritores para cuestionar esas zonas prohibidas”.
La nota en Ñ
– El Premio Nobel de Literatura dice que la censura es motivadora
La censura no estaba tan mal, por lo menos no para el último Premio Nobel, el chino Mo Yan, cuya elección sorprendió afuera y adentro de China, ya que se lo considera un hombre del régimen.
“La censura fue un mal necesario”, dijo en Estocolmo cuando le entregaron el premio –”el primero recibido por un ciudadano chino”, dijo el gobierno chino y mintió, porque el primero lo recibió Liu Xiaobo, preso por opositor–.
Y no cambió de opinión Mo Yan en este último año de fama y muchas coronas suecas en el banco. Ayer, en una entrevista con el South China Morning Post, un diario de Hong Kong, Mo Yan dijo cosas como estas: “La censura sirve de motivación a los escritores para cuestionar esas zonas prohibidas”.
Difícil ha de ser pensar, para Mo Yan, que zonas prohibidas y tabúes, que es otra forma de decirles, de un modo u otro, hay en todas las sociedades. Hasta en la sueca que lo premió.
El autor de Sorgo Rojo y Las Baladas del Ajo, que empezó a escribir en la década de los ochenta –un período de apertura política y cultural en China– declara que esa época “fue una etapa dorada para la literatura que extraño mucho”.
Y desde ahí, desde la época dorada, Mo Yan va derecho a los tabúes. Si bien se considera a la década de los 80 una de apertura, lo que rescata y, a juzgar por sus palabras, extraña Mo Yan, es la cantidad de tabúes. Mientras por acá se vivía la primavera democrática, en España reinaba “la movida” y el mundo hacía “plop”, como cantaba Charly García, en China, cuenta el último Premio Nobel, “En aquel momento, había muchos tabúes que los escritores querían desafiar. Su entusiasmo inspiraba la creatividad y la imaginación.” “Pero no estoy diciendo que esos tabúes dieron origen a buenas obras de literatura. De hecho, nunca fue mi intención decir eso. Simplemente, estoy haciendo una descripción verdadera de ese período”.Y agregó: “No creo que un escritor deba eludir los problemas sociales. Por otro lado, tampoco creo que un escritor tenga la responsabilidad de escribir sobre temas sociales serios y complicados”.
Más sensatas nos parecen, a los occidentales por lo menos, otras de sus declaraciones al South China Morning Post: dijo que cada escritor individual debería tener la libertad de decidir qué escribir y qué temas puede manejar mejor.
A un mes del anuncio del Premio Nobel de Literatura de este año, Mo Yan contó que la atención que ha recibido desde que ganó “perturbó su apacible vida”, el precio, consideró, que debió pagar por su fama.
“He recibido todo tipo de pedidos. Me siento consternado. Realmente quiero satisfacer todos los pedidos, pero no puedo”. Agregó: “En el mundo no hay nada gratis. Gané el Premio Nobel y ahora soy famoso. Tengo que pagar el costo. Me parece justo”.
“Mo Yan es el primer ciudadano chino que gana el premio de Literatura” afirma sin que le tiemble la tipografía el diario de Hong Kong. Curiosamente, enseguida agrega a lo afirmado, que “Gao Xingjian, que es un disidente chino con ciudadanía francesa, ganó el premio Nobel en 2000, pero sus libros están prohibidos en China continental”, lo que no deja de ser por lo menos parcialmente contradictorio. Otro chino premiado, Liu Xiaobo, que ganó el Nobel de la Paz en 2010, está cumpliendo una condena a 11 años de prisión en Liaoning por ser opositor al Partido Comunista Chino, partido único de su país.
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