La nueva ruta de la seda

11 septiembre, 2013

En una nota de China Files, César Martínez explica cómo El presidente Xi Jinping propuso en un acto en la universidad de Nazarbayev, Kazajistán, una nueva ruta de la seda para los países del Asia Central, región que representa una importante fuente de recursos energéticos para China.


“Con el fin de reforzar los lazos económicos y ampliar el espacio de desarrollo de los países de Eurasia, podemos aplicar un nuevo modelo de cooperación al crear el corredor económico de la Ruta de la Seda. Esa iniciativa sería muy beneficiosa para todos los países situados en la Ruta de la Seda”, declaró el presidente Xi Jinping en un acto en la universidad de Nazarbayev en Astana, Kazajistán.

El presidente destacó que en dicha ruta viven “cerca de tres mil millones de personas, por lo que existe un enorme mercado”.

Lo que se conoce como ruta de la seda es en realidad un conjunto de caminos que unió durante siglos India, China, Asia Central, los países árabes. Por ella pasaron de un continente a otro minerales, especias, telas y el budismo.

En este caso, la nueva ruta apunta a los recursos energéticos de Asia Central de los que China es una fuerte consumidora.

Desde hace ya un tiempo China piensa en Asia Central como su principal fuente de energía. Y a medida que pasa el tiempo, la región cobra valor, dado el aumento del consumo energético chino -entre 1981 y 2011, el consumo energético de China aumentó un 5,82 por ciento anual- , la inestabilidad de Oriente Medio y el alto coste de los hidrocarburos venidos de Rusia.

Lo que llama la atención es el uso de una figura milenaria como la ruta de la seda para seducir y crear vinculo con esta región de tan alta importancia geopolítica.

En ese sentido, China desea crear una nueva red vial que comunique las costas chinas con Europa, atravesando los desiertos de Asia Central. Además Xi anunció que China ha acordado con Kazajistán la compra del 8,4 por ciento del yacimiento petrolífero de Kashagan por 5.000 millones de dólares.

Pekín ha concedido a Kazajistán, y Turkmenistán créditos de alrededor de 8.000 millones de dólares para desarrollar yacimientos.

El interés de China en el mercado energético va sin embargo más allá de Asia Central. Actualmente está atenta a lo que pueda suceder con la reforma energética en México y ha seguido de cerca la nacionalización de Repsol YPF en Argentina.

En octubre del año pasado, China publicó su Libro Blanco Política de Energía. En este documento, se recogen las políticas para el desarrollo energético, la conservación energética y la promoción de las energías renovables. Allí se anuncia que China se ha comprometido a reducir el consumo energético por unidad del PIB en un 16 por ciento hacia el 2015 sobre la base de 2010 y a bajar sus emisiones de dióxido carbono por unidad del PIB en un 17 por ciento, de acuerdo con el XII Plan Quinquenal (2011-2015).

Según el mismo documento, China tiene previsto aumentar al 11,4 por ciento la proporción de combustibles no fósiles en el consumo de energía primaria y subir al 30 por ciento la capacidad instalada de generación eléctrica a partir de combustibles no fósiles antes del fin de 2015.

Categorías: Economía Negocios

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