Al rescate del Nushu, el idioma secreto de las mujeres
En la Revista del Ministerio de Educación de Chile, su directora María Teresa Escoffier escribe un interesante artículo sobre el lenguaje críptico que mujeres chinas de hace más mil años inventaron para protegerse del machismo: el nushu. Fue en la provincia de Hunan y hoy hay esfuerzos del gobierno para rescatarlo del olvido. Se cree que sólo diez mujeres todavía lo dominan.
María Teresa Escoffier
Hace más de mil años, al sur de china, más precisamente en la provincia de Hunan, un grupo de mujeres que vivían en aldeas rurales, crearon un lenguaje críptico, distinto al oficial, como una manera de comunicarse entre ellas y de protegerse del brutal machismo de la sociedad china tradicional. Hoy, los propios chinos hacen esfuerzos para rescatarlo del olvido, reconociéndolo oficialmente como parte de su historia.
El nushu consta aproximadamente de dos mil caracteres y se diferencia del hanzi (idioma oficial) no sólo en su forma, sino también en el fondo de los temas que quiere transmitir. Se escribe de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda. Los investigadores e historiadores coinciden en que los movimientos pequeños y finos, son el resultado de gente experta en labores manuales. Una hipótesis sobre sus orígenes sostiene que los hombres que dirigían las aldeas de la región, a diferencia de otros, sabían leer y escribir el hanzi, y que las hermanas de éstos crearon la primera forma de nushu. Al parecer, lo habrían memorizado e imitado, simplificándolo y deformando los caracteres en el proceso. Otros símbolos están basados en los bordados que cosían y diseñaban. Consolidando la hermandad hace mil años la vida al sur de China era distinta a la de otras aldeas. El clima cálido, el suelo fértil y el agua abundante, hicieron que las mujeres no se dedicaran a la agricultura como debía hacerlo la gran mayoría, pero igual que en el resto del territorio, la fuerte segregación sexual estaba presente en todos los hogares. Allí les controlaban el crecimiento de los pies, desde que eran niñas, aplicándoles apretados vendajes. Así cumplían con un importante requisito para complacer a sus maridos: lucir pies chicos y dar pasos cortos. Éstos las mantenían encerradas en las casas y las obligaban al silencio. Sólo debían dedicarse a tejer, coser, cocinar y otros deberes domésticos. Por supuesto, permanecían analfabetas de por vida. En ese ambiente de esclavitud, las mujeres tuvieron que construir sus propias redes afectivas, lazos que no estaban vinculados a la sangre y que, generalmente, eran de relaciones mucho más fuertes que las que establecían con hermanas verdaderas. Esas redes fueron conocidas como “hermandades juradas” y operaban en la clandestinidad. Cuando las muchachas, que pertenecían a las redes, debían contraer matrimonio, quedaban separadas de su hermandad. Se sabe que la vida de una mujer casada era difícil. cuando niñas eran obligadas a abandonar la aldea donde habían nacido, dejar a sus amistades, despedirse de su mundo afectivo y partir a la comunidad de su futuro esposo, generalmente alguien que nunca habían visto y con quien debían pasar el resto de sus días. Así se explica que: excluidas de los espacios sociales, sin posibilidades de aprender a leer y escribir el idioma de “los hombres” , aquellas campesinas analfabetas se dieran a la tarea increíble de inventar su propio idioma, el nushu. Sistema que con el tiempo se fue afinando y cuya escritura fue compilada en cuadernos delicadamente fabricados, en cajas de madera, en finos abanicos y también en el borda-do de vestidos, pañuelos, manteles, sábanas, que los mismos hombres transportaban de una aldea a otra, de una casa a otra, ignorando que viajaban con los mensajes de sus mujeres. Al final, el nushu se escribía, se hablaba y se cantaba en festividades tradicionales, ocasiones donde ellas podían participar, y, por supuesto, en todos los rituales de sus “hermandades juradas”. Los investigadores han descubierto que este lenguaje no se ocupa de los héroes épicos ni de los asuntos de estado, como los escritos chinos de la época, sino de los espacios privados de la vida. Expresan -principalmente- sentimientos, como éste, descifrado de un cuaderno y que corresponde a una jovencita que se comunica con una amiga: “tú conoces mi dolor, ayúdame, es-críbeme, dame una palabra de aliento”. O el caso de una mujer que cuando perdió a su hijo pudo consolarse escribiendo en nushu, porque contenía las palabras precisas para expresar el infinito dolor que la embargaba. Las mujeres que no pertenecían a las elites de la sociedad imperial china, eran las que transmitían las tradiciones orales de su cultura. Con el nushu se rompió esa norma, ya que les otorgó también el poder de la palabra escrita y, de paso, encontraron una vía de liberación personal, intelectual y profesional. Durante siglos ellas pudieron ocultar el invaluable medio de comunicación que inventaron; sin embargo, el uso generalizado de la lengua oficial se impuso, y se fue perdiendo aquel importante código femenino. A eso se sumó que durante la revolución maoísta (1949), quienes usaban el nushu tuvieron muchas dificultades. Fueron perseguidas debido a que muy pocas podían entenderlo, y esto llegó a tal punto, que algunos le empezaron a llamar “el idioma de las brujas” . Actualmente, sólo unas diez ancianas en todo el país conocen este lenguaje femenino y algunos investigadores lo están recogiendo antes de que se pierda para siempre. El gobierno chino decidió tomar medidas para protegerlo y conservarlo. Una acción trascendente, por-que -con seguridad- una buena parte de la historia milenaria de esa nación oriental, permanece oculta en los signos y filigramas del nushu. Sin duda que la elaboración del nushu es un acto creativo impresionante. Una verdadera proeza intelectual impulsada por el deseo irrefrenable de las mujeres de comunicarse. Una suerte de revolución callada y fiera, que se levantó ingeniosa y dignamente ante un sistema opresor -e incluso- se burla de él: “debemos establecer relaciones de hermanas y comunicarnos a través de la escritura secreta” , decía en un abanico, mientras en un cuaderno se leía: “los hombres salen de la casa para enfrentarse al mundo exterior, pero las mujeres no son menos valientes al inventar un lenguaje que ellos no pueden entender” .
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