La cultura como canal para el intercambio de bienes
En la mesa principal, junto a ambos, estaba el cónsul general de Argentina en Shanghai, Francisco Ferro.
Chen, director del Instituto Jinling de la Universidad de Nanjing, habló ante un auditorio formado sobre todo por estudiantes de la escuela de la FSB que pronto harán su tercer viaje a China.
Habló de las antiguas rutas de la seda pero para llamar la atención sobre la realidad del comercio bilateral entre Argentina y China, o entre ésta y toda América Latina.
“Debemos conocernos más. Por ejemplo, Argentina debe conocer al Partido Comunista China, al gobierno chino, a las empresas estatales, al mercado, para hacer bien los negocios. Y los chinos deben conocer al gobierno argentino, su estructura, su mercado”, y hasta se permitió alguna ironía: “el valor del dólar paralelo o cómo es el tema del giro de dividendos de las empresas”.
En su opinión, “sólo la cultura en su más amplio espectro, no sólo arte o literatura, puede ayudar a que los negocios se consoliden en el largo plazo. No es sólo exportar o importar algo; si pensamos en inversiones, en estrategias de largo plazo, sólo con conocimiento mutuo podemos hacerlo”. Y en tal sentido se congratuló de que “hoy hay más alumnos chinos estudiando español y argentinos estudiando chino”.
Sobre “las rutas de la seda”, término acuñado por el alemán Ferdinand Freiherr von Richthofen, indicó que hubo muchas, terrestres y marítimas, y que rigieron varios siglos. También, que transportaban seda, especies, marfiles, manufacturas, etc. Las hubo saliendo desde Xi’an hacia Asia Menor, Antioquía, Constantinopla, finalmente Europa, pero también por India y hacia China, o por Corea y Japón y el sudeste asiático.
La menos conocida es la que iba por el Pacífico hacia América, vía Manila, Acapulco, Verazcruz y finalmente a Europa vía España.
Chen recordó la teoría del británico Rowan Gavin Menzies según la cual ya en 1421 el cortesano Zheng He, un eunuco que reportaba al imperio chino en el siglo XV, llegó a América “antes que Cristóbal Colón, que no ‘descubrió’ -dijo Chen-, sino ‘llegó’ a estas tierras. Descubrir no se aplica en este caso, ¿quién descubrió a quién?”
Luego hizo un paralelo de los flujos actuales del comercio con aquellos años de la seda. “Le pregunto a los directivos del ICBC, ¿conocen bien la Argentina? ¿por qué vinieron? ¿conocen bien su sistema político, la cultura de su sociedad? Lo mismo le preguntaría a empresas argentinas que quieren ir a China. Ese conocimiento es fundamental para que se fortalezca la relación. La fuerza de la cultura es importante”, dijo.
Asimismo recordó algunas anécdotas, como cuando en 2004, en Shanghai, la entonces primera dama argentina Cristina Fernández de Kirchner estuvo reunida con él hablando de escritores argentinos y sus traducciones. En 2010 lo volvió a ver y Chen se preguntaba si ella, ya presidenta, lo recordaría. “Al verme dijo: ‘¡Borges chino!”, contó. En efecto la obra del gran escritor argentino es uno de los mayores conocimientos del profesor Chen Kaixian, quien ayer también estuvo en el Centro Universitario de Idiomas (CUI), hoy estará con su otra conferencia en Villa Ocampo, en San Isidro, y el viernes cerrará su viaje en Argentina con una reunión académica en la Universidad del Salvador.
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