El monasterio colgante de Heng Shan
El Taoísmo reconoce cinco montañas mágicas, correspondientes a las cinco direcciones cardinales de la geomancia china (norte, sur, este, oeste y centro). La montaña correspondiente al norte es Heng Shan (Monte Heng). Engastado en una de las empinadas laderas del Monte Cuiping, justo al frente del Monte Heng, un impresionante monasterio parece desafiar la gravedad, casi levitando sobre el río que discurre decenas de metros abajo.
Fue construido en 491 y se ha mantenido funcionando hasta nuestros días, aunque con modificaciones y restauraciones durante las dinastías Ming y Qing. La configuración del terreno en forma de cañada favorece la creación de fuertes vientos, especialmente en invierno, sin embargo el templo ha podido resistirlos a pesar de los siglos.
Se dice que se escogió el lugar por su calma y silencio; allí “todos los sonidos van hacia abajo”. Probablemente su ubicación haya tenido también que ver con la sombra que la montaña ofrece, protegiendo el templo de los rayos del sol. La altura lo protege de las inundaciones frecuentes en el valle.
Del templo impactan su perfecta integración con el entorno y el extraordinario dominio visual que se tiene del río y el valle.
La construcción se basa en una sucesión de alrededor de 40 estrechos cuartos de madera, que se sostienen sobre largos y delgados postes y se enlazan por pasillos y puentes a diversos niveles. Para expandir el tamaño de las habitaciones, los monjes excavaron cuevas sobre la roca.
En un inusual ejemplo de sincretismo cultural y religioso, el monasterio es a la vez un templo para tres religiones diferentes: el Confucionismo, el Taoísmo y el Budismo. En uno de los ambientes, se encuentran figuras de los líderes de estas religiones conversando entre ellos.
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