Wei Qi, mundo de estrategias eficaces
La periodista Telma Luzzani entrevistó al campeón argentino de Wei Qi, o juego del Go, Fernando Aguilar. Un juego apasionante que tiene mucho de estrategia y de política global, al punto que refieren a él desde el antiguo Sun Tzu hasta expertos como Henry Kissinger. En Leer más, la entrevista, publicada originalmente en el Número 5 de Dang Dai que acaba de aparecer.
Wei Qi, mundo de estrategias eficaces
Por Telma Luzzani
Es el juego más antiguo de la humanidad. Y, como en la vida, las variantes posibles son tan ilimitadas –alguien ha dicho que el número de combinaciones excede la cantidad de átomos existentes en el universo conocido- que es imposible realizar dos veces la misma jugada. Se trata del wei qi, o como lo llaman en Japón y acaso sea más popular, el go, juego de sabios y antiguos estrategas que cada día tiene más seguidores entre los hombres de empresa que buscan negocios en Asia y en China en particular.
“Es perfecto para familiarizarse con el razonamiento estratégico oriental: facilita la relación con contrapartes orientales y previene conflictos por fallas de comunicación”, asegura a Dang Dai el varias veces campeón argentino y sudamericano de go, Fernando Aguilar.
La raíz filosófica del wei qi se extiende hasta la obra del estratega y pensador Sun Tzu El arte de la guerra, presumiblemente escrita 500 años antes de Cristo, una de las más bellas piezas de la literatura universal. En realidad, completa Aguilar, la concepción estratégica que sintetizó Sun Tzu es una parte inalienable de la cultura china y parte del “sentido común” de cualquier persona criada en esa cultura. Esto es lo que hace al juego tan útil para quien se dedique a los negocios. “Una partida –indica- es un ejercicio de negociación, en el cual se requiere tener una noción clara de qué es lo que se reclama para uno y qué le corresponde al adversario.”
También es útil para quien se dedique a la política, al deporte, a la diplomacia o a cualquier actividad que requiera de estrategias. Así lo vio Henry Kissinger, el ex secretario del Departamento de Estado norteamericano, quien le dio al go un espacio destacado en su último libro China. Haber menospreciado ciertos preceptos, asegura el ex canciller, contribuyó en buena medida a los fracasos de Estados Unidos en las guerras en Asia, y agrega: “Wei qi significa ‘juego de piezas circundantes’ y lleva implícita la ida de cerco estratégico”. Es claro que en sus últimas doctrinas EE.UU. adoptó esta estrategia: por ejemplo, en la distribución de sus bases militares en el mundo, que rodean puntos críticos que interesan al país.
A diferencia del ajedrez, donde se enfrentan dos ejércitos hasta la victoria final de uno de ellos, en el juego asiático no se busca la destrucción total del oponente. Los dos rivales compiten por la ocupación de espacios y gana el que sumó más territorios.
“En el go, las fichas o piedras son todas iguales, sin jerarquías”, explica Aguilar. “Tampoco hay un lado del tablero que corresponda a un bando u otro: el objetivo es consolidar territorio sea donde sea. En cambio, en el ajedrez las piezas tienen jerarquías, definidas por el tipo de movimientos que realiza cada una. Y al comienzo de la partida los bandos se ubican enfrentados, simbolizando dos ejércitos a punto de entrar en batalla.”
El filósofo francés Gilles Deleuze fue aún más allá en la comparación. Para él, cuenta el campeón argentino, el ajedrez refleja el modo de organización de una sociedad sedentaria, mientras que el wei qi o go responde a la lógica de una nómada. Por eso el tablero constituye un espacio liso (no hay lados que correspondan a uno u otro, ni rey al que atacar), mientras que en el ajedrez el espacio está codificado (por ejemplo, un peón que llega al borde opuesto se convierte en dama). Esto, pensaba el francés, implica modos diferentes de razonar y plantear las estrategias.
Un viejo trabajo de Aguilar lo ayudó muchísimo en la comprensión del juego. “Tuve –relata- la fortuna de trabajar varios años con pueblos indígenas de la región chaqueña, cuyas tradiciones culturales se asientan en una economía cazadora y recolectora. Debía realizar reconocimiento jurídico de las organizaciones, la titularización de las tierras, los derechos en la legislación, el desarrollo de tecnologías apropiadas para la provisión de agua y para la vivienda, entre otros. Y me vi confrontado con el modo de razonar de los indígenas que aportaban su óptica particular. Fue para mí un ejercicio de apertura mental que influyó favorablemente en mi comprensión del juego.”
¿Cuáles son las principales enseñanzas que le ha dejado el go?, preguntó Dang Dai.
Muchas. Enseña que no siempre el camino recto es el más efectivo para llegar más rápido y mejor al objetivo; que no siempre el acuerdo preliminar es inmodificable, y que seguramente habrá muchos cambios hasta llegar a un acuerdo definitivo. Pero si tuviera que decidirme por una, elegiría la idea de equilibrio dinámico a lo largo de un proceso. Por ejemplo: quien arranca la partida con un juego conservador, debe luego tomar riesgos para no quedar atrás en territorio. Quien reclama un sector muy amplio de movida, en cambio, debe saber que inevitablemente el adversario intentará invadir ese espacio y tendrá que reflexionar para consolidar territorio.
En la cosmovisión oriental, explica luego, es clave la interacción entre yin y yang. Este principio impregna todo el pensamiento estratégico y está presente a lo largo de toda la obra de Sun Tzu. Las maniobras directas e indirectas constituyen un par yang – yin, así como también lo es el ataque y la defensa. “Una estrategia eficaz lleva a combinar acciones de tipo yang (como tomar la iniciativa y avanzar) con otras tipo yin (como retirarse, o dar un rodeo para llegar a cierto punto), de acuerdo a los tiempos y a las circunstancias. Sun Tzu explica que las maniobras directas se usan para entrar en contacto con el enemigo y las maniobras indirectas, para vencer. La combinación de ambas es lo que permite poner en juego las propias fuerzas con máxima potencia”. Para resumir, Aguilar apunta un aspecto clave: una estrategia de largo plazo lleva a buscar el equilibrio dinámico entre yin y yang siguiendo un cierto principio (dao o tao) que orienta las propias acciones.
¿Y en los negocios?
Es posible encararlos con una actitud de eliminar completamente a los competidores del mercado. Pero me parece –afirma el experto- que vale la pena reflexionar sobre uno de los principios más importantes que postula Sun Tzu: “El general más hábil no es el que pelea cien batallas y las gana todas, sino el que gana la guerra sin pelear ni una sola batalla.”
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