Pocas semanas después de la inauguración del tren de alta velocidad más largo del mundo, entre Shanghai y Guangzhou (antes Cantón), 2300 km en 8 horas, aparece ahora reflejado en los medios internacionales, otro meritorio avance chino: haber logrado unir por ferrocarril la ciudad de Chongquin, a 1000 km al oeste de la costa de ese país, con la ciudad de Duisburg, en Alemania.
El ferrocarril recorre 11.179 km entre China, Rusia, Kazakhstán, Bielorrusia, Polonia y Alemania. De ese total, un porcentaje considerable corresponde a la conexión con el tren transiberiano que une Moscú con Vladivostok. Puesto en funcionamiento hacia finales de 2011, las cargas transportadas vienen creciendo exponencialmente, dado que el ferrocarril tarda 21 días entre China y Europa, contra 40 en carga marítima -más el transporte por camión de Chongquin a Shanghai- y permite que firmas alemanas como BMW, Audi y Volkswagen transporten convoyes enteros de autopartes para sus joint ventures en China, y que Hewlett Packard, Acer y Foxconn envíen productos terminados desde sus filiales a la UE.
La nota en La Nación
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