El discurso de Mo Yan en Estocolmo
Al recibir el Premio Nobel de Literatura, Mo Yan se lamentó que estuviera muerta su madre, la persona para quien escribía. El escritor relató su vida en un modo sencillo, casi aldeano, confesando que el escritor que es fue suscitado por la fascinación que le causaron los cuentacuentos y el gozo de ejercer el personaje ante su madre.
Dijo: “Mi manera es la misma de los cuentacuentos del mercado de mi pueblo, a quienes conocía muy bien; es también la manera de mis abuelos y los ancianos de mi pueblo natal. Sinceramente, cuando cuento mis cuentos, no puedo imaginar quiénes serán mis lectores. A lo mejor, es alguien como mi madre, o alguien como yo. Mis cuentos son mis experiencias del pasado, como por ejemplo lo es, en Río seco, aquel chico al que pegan de manera 7 horrible; en (El rábano rojo invisible) lo es aquel chico que no habla nada desde el principio hasta el final de la obra”.
Finalizó su discurso con esta sentencia: “Soy un cuentacuentos. Me han dado el Premio Nobel por mis cuentos”.
Mo habló de creación literaria y de inspiración, y de las experiencias personales de donde habían nacido sus novelas y relatos. Reseñó sus obras con paciencia e intimidad, de modo que el discurso es una inmejorable introducción a sus novelas.
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