Commodities vs. manufacturas ¿patrón inamovible?
Los bancos Interamericano de Desarrollo (BID) y Asiático de Desarrollo (ADB) presentaron ayer en Buenos Aires el libro “Construyendo el Futuro de las Relaciones entre Asia y el Pacífico y América Latina y el Caribe”, donde dan cuenta de cómo han venido creciendo, y qué perspectivas se abren para, los flujos del comercio, las inversiones y la cooperación Sur-Sur. Presentados por el director del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL), Ricardo Carciofi, expusieron los lineamientos del libro Mauricio Mesquita Moreira, del BID, y Ganesh Wignaraja, del Instituto de investigaciones del ADB. Ambos enfatizaron que la complementariedad entre las dos regiones y el patrón económico de recursos naturales y commodities por un lado y manufacuras por otro (cuestionado por la mayoría de académicos) difícilmente pueda revertirse salvo en nichos específicos y, antes bien, se trataría, según la opinión del BID y del ADB, de aprovechar las oportunidades que abre aun ese esquema en materia de mayor integración birregional con énfasis en servicios, conectividad y mejora de las infraestructuras.
De acuerdo con el brasileño Mesquita Moreira, que coordina en el BID el Sector de Comercio e Integración, Asia ya es el segundo socio de la región con 34% del intercambio comercial (por ahora, primero sigue Estados Unidos), que el año pasado totalizó 440 mil millones de dólares. El hecho de que Latinoamérica tenga una ecuación de disponibilidad de tierras, agua y recursos tan diferente a la de Asia hace “poco realista” que el patrón de comercio basado en exportación de commodities o recursos naturales e importación de manufacturas varíe en el futuro, estimó. “En rigor siempre fue así el patrón de intercambio, desde los ’60, aunque el mayor peso ahora de China e India profundizó esa tendencia. La masa crítica seguirá concentrada en ese patrón de especialidad. Sé que hay consenso –agregó- en que eso no es ventajoso para nuestra región, pero no es realista pensar en un cambio”.
En su opinión, la región debe “agregar valor y diversificar”, pero esa tendencia de materias primas versus manufacturas “se profundizará porque la urbanización creciente en Asia, la desertificación, el cambio de tendencia en la renta de las personas en cuanto a oferta y demanda de otras dietas son todos datos que indican una consolidación de ese rumbo por mucho tiempo”.
Incluso, dijo, “aun cuando se frenara el crecimiento de China o India a 7% anual promedio, hay estudios que indican que China recién en 35 años y India en 51 años llegarían al punto de inflexión en su consumo per cápita de dos commodities paradigmáticos de la región, cobre y soja. Las asiáticas son economías con una escasez brutal de recursos”.
Por otro lado, informó, tanto “la FAO, la OCDE como el Departamento de Agricultura de Estados Unidos auguran todavía un largo ciclo de precios de materias primas en alza, al menos 20% en cereales y 30% en carnes hasta 2020, en tanto los precios de manufacturas se mantienen o caen”, lo que también retroalimentaría la tendencia comentada.
Por eso, sostuvo, en su opinión América Latina debería concentrarse en aprovechar más las ventajas de la complementariedad, como apuntar de a poco a exportar más servicios (“aunque esa demanda de Asia también demorará”) y mejorar logística, fletes y eliminar barreras arancelarias o no arancelarias, fuertes en Asia para agricultura.
Contra lo que opinan muchos académicos, en la síntesis de Mesquita “el problema no es commodities versus manufacturas, sino que todavía exportamos pocos commodities e importamos muchísimos tipo de manufacturas. Con baja de aranceles podemos mejorar nuestras exportaciones”, indicó. “Abrir mercados, más que pensar en exportar manufacturas”, cerró su idea.
A su turno, Wignaraja, director de Investigaciones del Instituto del ADB, en la misma línea se mostró optimista por el curso de las relaciones birregionales. “Son vínculos de larga data pero entraron en una nueva era de la que sólo estamos siendo testigos del primer período, y soy optimista del curso que seguirá”.
Anotó que desde 2003 las inversiones asiáticas en la región -notoriamente superiores a las de América Latina en Asia Pacífico- alcanzaron los 127 mil millones de dólares. “Pero hay tres dimensiones que Latinoamérica debería mejorar: la percepción de riesgo, el clima de negocios y la inversión en Investigación y Desarrollo, donde Asia luce mucho mejor. Eso mejoraría le flujo de inversiones”, dijo.
En su entender, un mayor impulso a tratados de libre comercio, conectividad y mejoras institucionales contribuirían a mejorar la relación. Dijo que con los tratados de libre comercio firmados hasta ahora ente países de ambos continentes “hubo beneficios para América Latina”, y que no había que preocuparse por el patrón commodities versus manufacturas –insistió- sino en todo caso ser más flexibles e invertir más en servicios asociados a materias primas, infraestructura y logística, para aprovechar más la complementariedad.
Luego participaron de un debate académicos de FLACSO, la UBA, la Universidad Nacional de San Martín, la de Quilmes y el Centro de Investigaciones para la Transformación, algunos de los cuales pusieron más reparos en el patrón de comercio que hoy rige la relación birregional.
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