Wen, el hombre que quisiera ser olvidado
Por Néstor Restivo
No es una exageración decir que el hombre que será recibido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner el lunes es uno de los más poderosos de la tierra. Con el presidente Hu Jintao es, desde hace nueve años y reelección mediante, la cara visible de la conducción política y económica de un pueblo de casi 1.400 millones de personas, y el que genera, detrás de Estados Unidos, el segundo mayor PBI mundial. Wen, y también Hu -ambos, parte de la llamada “cuarta generación” de dirigentes comunistas chinos-, dejarán ese poder en unos meses habiendo cumplido una tarea mayúscula en la transformación china de la última década.
Una de las anécdotas que se cuentan de su vida proviene, en verdad, de un ex embajador suizo en China, quien comparó el cerebro de Wen con una computadora. “Por cierto, mi cerebro almacena muchas estadísticas”, reconoció. Y en China, sólo por un tema de escala, el manejo estadístico no debe ser sencillo.
Otro dirigente con quien se lo compara es su antecesor como primer ministro, Zhu Rongji, que lo protegió y le confió hacia 1998, cuando Wen era vicepremier, un trabajo crucial: la supervisión de las áreas de agricultura, finanzas y medio ambiente, esenciales para el posterior ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio, el carne de entrada del gigante asiático a las “grandes ligas”.
De allí en más, y sobre todo al asumir él mismo el cargo de primer ministro en 2003, creció su fama de ser un gran y eficaz administrador y tecnócrata, como lo definió alguna vez la BBC británica, pero a la vez líder muy ligado al pueblo chino, algo que también le valió las definiciones de “plebeyo” y “populista”, para algunos algo negativo, para otros un orgullo. De hecho, uno de sus esfuerzos de gestión que seguramente será más recordado ha sido el de intentar equilibrar el explosivo crecimiento de la costa oriental china con las más postergadas regiones del centro y occidente del país. Igual que Hu, Wen tuvo una vasta experiencia de vida y trabajo en el interior chino, más que en las grandes urbes.
Acaso esa celebridad resalta al cotejárselo con la anterior administración, conducida por el predecesor de Hu, el ex presidente Jiang Zemin, y conocida como el grupo de Shanghai, mucho más “reformista” y “aperturista”, inclusive extravagante según algunos analistas. En tal sentido, Wen ha tenido gestos muy populares como haber pasado un Año Nuevo Chino, el de 2005, con los mineros del carbón de Shanxi. O haber asistido a las víctimas de Sichuan inmediatamente después del devastador terremoto de 2008
Desde 2002 es el tercero de los nueve miembros del Comité Permanente del Politburó del PCCh, el órgano con mayor poder del país.
Su carrera en el Partido fue de algún modo conducida, entre otros líderes, por el ex secretario general Hu Yaobang, a los homenajes de cuya muerte en 1989 algunos textos atribuyen los hechos que desencadenaron los episodios de Tiananmen. Justamente en esa oportunidad se lo recuerda a Wen acompañando al entonces líder partidario Zhao Ziyang, luego destituido, intentando persuadir a los estudiantes en huelga, antes de la represión.
Además de las tareas internas, es obvio que Wen desempeñó y desempeña un papel fundamental en la estrategia de China de cara a la crisis mundial, crisis que ha acelerado la centralidad china en el nuevo orden mundial que asoma, o más bien, que ya está vigente. Y en tal sentido Wen ha establecido en sus diversos viajes posturas muy claras con otros líderes mundiales, desde el ex presidente de EE.UU. George W. Bush (se dice que en 2003 logró que un desprevenido Bush deslizara una crítica al en ese momento presidente de Taiwán, Chen Shui-bian) hasta el emperador Akihito de Japón, la contraparte histórica de China en el Lejano Oriente.
Hace no mucho tiempo, en la última conferencia de prensa que dio en su país ante casi mil corresponsales (su transcripción se puede leer aquí, un periodista de la agencia de noticias Xinhua le pidió que hiciera un balance de su gestión. Esto dijo: “He llevado 9 años en el cargo del Primer Ministro. Estos años no han sido fáciles pero memorables. Con frecuencia siento que aún quedan muchas cosas por completar, muchos asuntos que deben ser tratados de la forma más apropiada y también tengo muchos remordimientos. Comprendo que todo el poder del gobierno es confiado por el pueblo, todos los trabajos que he hecho son mis deberes y responsabilidades. Me siento satisfecho porque he hecho unos trabajos concretos en bien del pueblo como un servidor del pueblo. Espero sinceramente –agregó Wen Jiabao- que el pueblo pueda olvidarme, así como todas las cosas beneficiosas hechas en mi vida por ellos, que todo quede en el olvido cuando yo abandone este mundo y parta hacia mi descanso eterno.”
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