China va por el fútbol y el fútbol va por China
Chen ZhiZhao, cedido por el Nanchang Hangyuan de Guangdong al Corinthians.
Mientras Brasil, con la contratación del futbolista chino Chen ZhiZhao, da el puntapié latinoamericano para abrir un potencial mercado de millones de personas, avanzando en su relación con China con una política deportiva estratégica, Argentina no parece tener un plan a largo plazo en el plano internacional.
Patricio Tesei analiza esta situación.
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Por Patricio Tesei
Con la contratación del jugador chino Chen ZhiZhao —cedido por el Nanchang Hangyuan de Guangdong por dos años—, el club Corinthians de Brasil da el puntapié latinoamericano para abrir un potencial mercado de millones de personas, y avanza un escalón en la relación bilateral con el gigante asiático con una política deportiva estratégica. La presentación a la prensa fue en marzo de este año, en la sede social y con una ceremonia fastuosa: al estilo oriental, con danzarines disfrazados de dragón, percusionistas chinos y la presencia del cónsul chino en Sao Paulo.
En Argentina, por el contrario, la permanente necesidad de resolver las urgencias (barras, corrupción, violencia sistemática) impide una planificación a largo plazo en todos los aspectos, incluido el internacional. Según datos de la BBC, 40 millones de chinos consumían el fútbol argentino en el 2006, pero luego siguieron años de empobrecimiento de la liga local con la venta temprana de los mejores jugadores a torneos de elite (España, Italia e Inglaterra), de segunda línea (Portugal, Francia, México), y de categoría menor a fuerza de millonarios contratos (Rusia, Ucrania, Emiratos Árabes, Indonesia, etc).
Sin embargo, el caso de Darío Conca es un ejemplo de la apertura China, por un lado, y de la oportunidad de explotar un vínculo ya creado en términos comerciales, por el otro. Por prepotencia del mercado, un jugador que nunca jugó en la selección nacional, ni tuvo un paso destacado por el fútbol de nuestro país, de un día para el otro, pasó a formar parte de la elite del fútbol mundial. Pero a nivel económico: es uno de los cinco futbolistas mejores pagos del mundo. Guangzhou FC le paga 1.280.000 euros por mes; 30 millones de dólares por dos años de contrato. El mismo club, además, anunció la contratación del delantero argentino nacionalizado paraguayo Lucas Barrios y del técnico italiano Marcelo Lippi, campeón del mundo con Italia en 2006.
Otro argentino que desembarcó en tierras chinas fue Sergio Batista, ex técnico de la selección argentina y campeón del mundo en México 1986. Firmó el contrato que lo une al Shanghai Shenhua, equipo donde juega el francés Nicolás Anelka, pretende al marfileño Didier Drogba, y que por estas horas acaba de sumar al talentoso jugador colombiano Giovanni Moreno, que deja el Racing Club a cambio de nueve millones de dólares, un contrato por cuatro años y un sueldo tres veces mejor que el actual. Por su parte, y con un perfil más bajo, Pablo Brandán, ex Argentinos Jr. y ex Independiente, fichó para el Liaoning Whowin.
El boom de la liga china responde a una estrategia de empresarios privados, que invierten millonarias sumas de dinero para potenciar su marca y a ellos mismos, teniendo en cuenta el contexto político del país. Para Tony Shao, comentarista deportivo para la transmisora estatal de China CCTV, no es una casualidad que hombres de negocios estén poniendo su dinero en el fútbol, en una época en que China está en proceso de decidir su nuevo líder. “El señor Xi Jinping, el futuro presidente de la República Popular China, es un gran aficionado al fútbol. Así que estos empresarios son muy listos. Si uno hace una conexión especial con funcionarios de alto rango en el gobierno, entonces definitivamente uno tiene ventajas en los negocios”, asegura.
El Shanghai Shenhua, en un partido común y corriente, atrae el estadio Hongkou a menos de 10.000 hinchas, aunque es capaz de albergar a 33.000. Su dueño es Zhu Jun, quien ganó su fortuna en la industria de los videojuegos en línea. Fundó una compañía que compró los derechos de distribución en China de la franquicia del popular juego War of Warcraft. Cuando salió a bolsa en 2004, estiman que ganó unos 94 millones de dólares. Y desde entonces se ha vuelto aún más rico. Por otro lado, el dueño del Guangzhou FC, invirtió hasta unos 70 millones de dólares en los últimos dos años, y él mismo reconoció que su inversión le servirá para que marca gane visibildad.
¿Argentina puede copiar a Brasil con una política deportiva estratégica con el segundo socio en materia comercial? El expresidente de Boca Juniors, Jorge Amor Ameal, previo a finalizar su mandato en 2011, señaló: “que jugadores chinos puedan venir a jugar a Boca y nosotros poder armar escuelas de fútbol para que ustedes mejoren la práctica de fútbol, sería un tema ideal, importante, para conversarlo y poderlo desarrollar”. Sin embargo, en las últimas elecciones del club perdió frente a Daniel Angelici, dirigente cercano al actual jefe de Gobieno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. De todas maneras, la dirigencia actual mantiene un viejo proyecto para ampliar el estadio de La Bombonera, que contaría el visto bueno de una empresa constructora china.
Pero experimentos hubo. El mismo club, bajo la presidencia del mencionado Mauricio Macri, intentó conquistar el mercado asiático con la contratación del delantero japonés Naohiro Takahara. Fue en 2001, pero no resultó. A préstamo por un año, tasado en 300 mil dólares y con la camiseta número 30, Takahara jugó 7 partidos e hizo un gol, el sexto de un 6-1 ante Lanús. Así se transformó en el primer japonés en convertir un gol en Primera División de Argentina.
Otro experimento tuvo lugar en Flandria. A principios del 2000, un grupo de 82 chinos desembarcó en la pequeña localidad de Jáuregui en el marco de un proyecto de la empresa Jiehengsen Intercambios Culturales y Deportivos. El objetivo era el perfeccionamiento de jóvenes para que luego puedan trasladar su experiencia en el fútbol chino. El nexo local en el país era Sergio García, ex campeón mundial juvenil en 1979 y compañero de Diego Maradona.
Pero lejos de ser una decisión deportiva se trató de un negocio de una institución China que ofrecía como parte del curso de estudio del español un posgrado en el país, que cada alumno tenía que solventar de su propio bolsillo. “Nunca fue la idea que jueguen en el club y Flandria solamente les dio hospedaje”, reconocieron a Dang Dai allegados al club que actualmente milita en la “Primera B”, tercera división del fútbol argentino.
Para los expertos, la contratación de Chen ZhiZhao por el Corithians, en Brasil, responde a una estrategia de marketing: hasta el nombre remite a “Zizou”, el francés Zinedine Zidane y, según Tim Vickery, experto en futbol brasileño de la BBC, “responde a un movimiento para internacionalizar la marca Corinthians. Hay beneficios claros en términos de visibilidad, y una cosa sobre la que se ha especulado mucho en Brasil es que el Corinthians busca hacer negocios a largo plazo para invertir en infraestructuras”. Es la misma estrategia que vienen utilizando hace muchos años los principales equipos de Europa a la hora de explotar los derechos de televisión. Ahora, para que se convierta en un negocio redituable en el mediano plazo y largo plazo, el jugador tiene que hacer lo suyo: por lo menos no desentonar, y seguir el ejemplo del surcoreano Ji-Sung Park, con varias temporadas sobre la espalda en el poderoso Manchester United, de Inglaterra.
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