Jorge Malena, entrevistado por la revista Debate

24 abril, 2012

En charla con Cecilia Escudero, el sinólogo argentino reflexiona acerca del creciente poder global de China y las implicancias del fenómeno para América Latina.

Calificado como “un referente de peso a la hora de desentrañar el acontecer de China”, Malena no se muestra sorprendido por la “crisis política” generada por la expulsión de Bo Xilai: “Me llama la atención que en Occidente se hable de una crisis política, cuando en realidad ‘purgas’, para usar un término utilizado entre los comunistas chinos, hubo siempre”. Sin embargo, señala que “lo novedoso aquí es que un hecho político que tuvo lugar en la cúpula del poder haya tomado estado público”, lo que explica relatando que “Deng Xiaoping lanzó la política de reforma y apertura económica que permitió una gradual mejora en el nivel de vida material de la población, que comenzó a consumir más y mejor, en paralelo al desarrollo de actividades de carácter cultural y educativo. Esta mayor conciencia ciudadana en China exige transparencia en la esfera pública”. El sinólogo opina que “una de las lecturas más realistas es la que señala que será el propio Partido Comunista el que promueva una gradual apertura política. Es decir, que es muy posible que en China pasemos de un rojo oscuro a uno claro, y así hasta llegar a un rosado”.


Sobre la relación de China y América Latina, Malena no comparte que “estamos ante una suerte de neocolonialismo. (…) China paga por los productos que compra, además de contribuir en el desarrollo de infraestructuras a través de las inversiones. No hay una presencia por la fuerza. Lo que sí marcaría es que del lado de América Latina, e incluso desde el lado africano, se debería tomar conciencia acerca del papel central que nuestros países juegan para China”. Para el investigador, “en rigor de verdad, China necesita más de nuestros productos que lo que nosotros necesitamos vendérselos específicamente a ellos”.

Sobre el poder global de China, Malena reconoce que “aspira a ser una potencia regional en el Este de Asia”, pero esta pretensión “no se traduce exactamente a escala global, porque el régimen está abocado a la tarea ciclópea de tener que brindar alimento, vestimenta, vivienda y educación a 1.300 millones de habitantes”.

La entrevista completa en Revista Debate

Categorías: Política

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