Desde el Tíbet, mensaje de convivencia religiosa
Hao Shiyuan, secretario general de la Academia China
de Ciencias Sociales
Una delegación de expertos tibetólogos estuvo ayer en Buenos Aires, y hoy estará en el Instituto Confucio de La Plata, para explicar la realidad esa región autónoma de China. En ese marco, el profesor Hao Shiyuan, secretario general de la Academia China de Ciencias Sociales, dijo ayer a Dang Dai que se reunieron con autoridades de la Cancillería argentina y “por primera vez tuvimos la oportunidad de escuchar en forma sistemática sobre la multireligiosidad de Argentina, y también creo que es la primera vez que aquí pudimos traer el mensaje de la coexistencia religiosa y el respeto al budismo tibetano que hay en China”. Hao, acompañado de otros académicos, criticó duramente el relato que sobre el tema hace el Dalai Lama y explicó los avances del Tíbet en materia de infraestructura, modernización y estándares de vida actuales.
Invitados por la Embajada de la República Popular China en Buenos Aires, y organizados por el área de Cultura de esa sede diplomática, junto con Hao vinieron a Buenos Aires y a La Plata los profesores Kalsang Gyal y Choekyi Gyaltsen Minyak (reconocido en 1950 como reencarnación de Minyak Xiangzhong), ambos de la Universidad del Tíbet. En la Cancillería los recibieron las máximas autoridades de la Secretaría de Culto, que dirige el embajador Rodolfo Oliveri.
Por la tarde, el agregado cultural de la Embajada, Han Mentang, abrió una conferencia en la Escuela de Postgrado del Colegio Público de Abogados de Capital Federal. Allí, Hao explicó que la Región Autónoma del Tíbet, una de las 31 provincias que hay en China, al sudoeste del país y con casi 3 millones de habitantes, es presentada muchas veces en occidente como “el problema del Tíbet”. “Según ese concepto, antes de la Revolución de 1949 la región era un paraíso lleno de armonía, lo cual es lo más lejano a la realidad que vivían”. Señaló que entonces sólo 5% de la población se beneficiaba de los recursos del Tíbet y dominaba “sobre la libertad personal de su población. El 95% restante vivía en la miseria, la esclavitud y en condiciones de trato cruel”.
Según Hao, desde los años ’50 el gobierno central volcó “una gran cantidad de presupuesto en mejorar la calidad de vida de los tibetanos, el patrimonio cultural de sus templos, la infraestructura, el transporte (sobre todo con la línea ferroviaria Qinghai-Shanghai) y con respeto a la minoría china que vive allí y es mayoritaria en el Tíbet”.
Hao mostró datos y fotografías de la realidad actual –contrastándolos con los de los años previos a 1950- en varias ciudades del Tíbet, donde avanzó la modernidad aun pese a los 4000 metros sobre el nivel del mar promedio, y “respetando a los templos y a los monjes, que se benefician igual que el resto de la población de las mejores condiciones de vida”.
Hay ahora seis universidades y “los niños tienen garantizadas las salud y la educación, en tanto los habitantes tienen más acceso a viviendas dignas, bienes y servicios”, dijo.
Luego, preguntado por Dang Dai, habló de lo conversado en la Cancillería. “La religión debe estar separada de la política. Nosotros respetamos al budismo tibetano, protegemos sus bienes. Son parte de la humanidad. Pero rechazamos el relato que hace el Dalai Lama”, explicó.
En la conferencia, Hao dijo que “pese a anunciar que se jubilaba de la política, el Dalai Lama sigue activando y diciendo cosas incorrectas. En Occidente saben, entienden bien lo que es una teocracia. Sin embargo, nunca consideran así al Dalai Lama. No es por falta de información sino porque él tiene mucha repercusión con sus afirmaciones erróneas”. Además, sostuvieron en la delegación, “bajo un discurso de no violencia sus seguidores cometen acciones directas, como ocurrió durante los Juegos Olímpicos de Beijing”.
El historiador Kalsang Gyal por su parte recordó que el Tíbet fue dos veces invadido por Gran Bretaña, en 1888 y en 1903/4 con la “pretensión de detener el expansionismo ruso que amenazaba a la India”, entonces colonia británica. “En ese momento Estados Unidos no estaba de acuerdo con la independencia del Tíbet. Inglaterra no tuvo apoyo de occidente y debió retirarse”, agregó. Curiosamente, cabe agregar, con los años muchos en EE.UU., del poder político y sectores privados, han apoyado insistentemente las posturas del Dalai Lama.
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