China: oportunidades y desafíos para Latinoamérica
“El salto de China en la escena global demandará respuestas regionales inmediatas” de parte de Argentina y de América Latina, en cuanto a una relación que implicará “un desafío central” para la región tanto por sus oportunidades como por sus riesgos, escribe Daniel Víctor Sosa, un periodista especializado en economía desde hace muchos años, en la revista Acción de la primera quincena de abril. Sosa revisa opiniones de analistas, de la CEPAL, del SELA y otras instituciones y detalla en su extensa nota la trama que conforma el “vínculo estratégico” que se va forjando entre China y Argentina, pero también entre el país asiático y el área latinoamericana en su conjunto. Como la relación hasta ahora descansa mucho (y peligrosamente) en la provisión de recursos naturales y bienes primarios por parte de nuestra región, una de sus fuentes consultadas, el embajador venezolano en Singapur, Alfredo Toro Hardy, dice en el artículo que “el momento de mayor riesgo para la región vendrá cuando China toque techo en el proceso de urbanización y desarrollo de infraestructuras”. Allí comenzaría a declinar estrepitosamente el requerimiento de muchas materias primas y América Latina bien haría en sustituir exportaciones primarizadas por otras de mayor demanda y valor agregado.
Sosa escribe en Acción, revista del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, que “los beneficios de una mayor ampliación de conexiones” entre China y Argentina y la región serán “inmensos”, pero se trata “al mismo tiempo de un encuentro no exento de dificultades y peligros”. Da cuenta de un reciente documento de la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe (CEPAL) según el cual el crecimiento de China como socio de la región va de la mano de la caída relativa de la preeminencia de EE.UU. y Europa. Aunque el primero sigue siendo principal destino de las exportaciones latinoamericanas (aunque ello incluye a México y Centroamérica; en Sudamérica ya no) su cuota cayó de 58 a 40% en una década. Las compras de EE.UU. a la región también bajaron de 49 a 32%. Con Europa pasa algo similar. China, en cambio, pasó a comprar de 1 a 8% del comercio latinoamericano, y a vender acá de 2 a 14% también entre 2000 y 2010. Ya el comercio biregional supera los 200.000 millones de dólares y “China podría desplazar a la Unión Europea como segundo socio comercial de la región” (algo que ya pasa con varios países individualmente en Sudamérica).
En cuanto a la composición del comercio, 90% de lo vendido por nuestra región a China es productos primarios, derivados y recursos naturales, en tanto 89% de las importaciones desde China son manufacturas, según datos de la Universidad de La Habana.
Sosa escribe sin embargo que los alimentos y productos como energía y minerales podrían ser enviados con más valor agregado a mediano plazo, en “perspectivas promisorias”, ya que la demanda de tales productos “podría expandirse de manera muy significativa”, de acuerdo con proyecciones de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico. Es que la OCDE prevé que 85% del crecimiento de la clase media mundial se explicará por el peso del Asia Pacífico, en especial de China.
En cuanto a las inversiones, la nota revisa datos compilados por la experta Silvia Simonit, de las universidades argentina de Rosario y española de Popeu Fabra de Barcelona. Allí se informa que el stock de inversiones chinas en la región llegaría hoy a 400.000 mil millones de dólares, una cifra impresionante pero aun muy detrás de las colocaciones chinas en su propia área de influencia, Asia. Petróleo, gas, siderúrgica, telecomunicaciones, puertos, trenes, finanzas, comercio, pesca e industria son los sectores más fuertes. En sentido contrario, y en menor peso, grupos como Techint y Arcor de Argentina, Bimbo de México o grupos aeronáuticos, eléctricos y agroindustriales de Brasil, entre otros, están incursionando exitosamente en China.
Sobre este punto el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) tiene una mirada más pesimista porque “China ya ha comenzado a construir su relación estratégica con la región, adecuada a sus propios intereses, (mientras que) América Latina está lejos de intentar lo mismo”.
Enrique Iglesias, de la Organización de Estados Iberoamericanos, también advierte que la región debe aprender las lecciones de otros modelos de acople con la economía mundial como los del siglo XIX, y en cambio “perseguir un modelo integral” en que los intercambios equilibren mejor entre recursos primarios y manufacturas, “que son las que crean empleo y riqueza en los países”.
El artículo también revisa en particular la relación con Argentina recordando la llegada aquí de CNOOC, la petrolera que compró 50% de las acciones de Bridas en Pan American Energy; de Sinopec, que compró la totalidad de la petrolera Occidental Argentina Exploration & Production; el caso de Shaanxi Xinyida y JDC, que formaron un joint venture en Tierra del Fuego para energía y química; el desembarco de ICBC, el mayor banco por activos del mundo, en Standard Bank de Argentina, o la decisión del Banco Nación de abrir una oficina de representación permanente en Beijing, entre otros casos.
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