Claves de la Medicina China
Mario Schwartz es director de la Fundación Naturopática Argentina y representante de la Universidad de Medicina Tradicional China de Nanjing en Argentina. Desde hace años ha trabajado en la aplicación de la medicina china a nuestro medio, erigiéndose como uno de los mayores especialistas en la materia.
En su última edición la revista Dang Dai lo entrevistó para conocer su experiencia y el aporte de las técnicas y el saber de la medicina china a los argentinos.
— ¿Cuándo nació la medicina tradicional china?
— Se estima que entre 1766 y 1154 A.C. en el valle del Río Amarillo, durante la dinastía Shang, y que evolucionó de manera incesante desde entonces.
— ¿Cuáles son sus técnicas terapéuticas?
— En Occidente se hizo conocida por la acupuntura y es común pensar que no hay otros métodos; en verdad la acupuntura es usada en trastornos nerviosos, patologías que generan dolor y desequilibrios asociados a trastornos bio-eléctricos, y en éstos tiene mucha eficacia. Es importante también saber que hay un cuerpo teórico de información milenaria y actual que permite hacer un diagnóstico energético preciso y determinar desde este diagnóstico cuál es el método más adecuado según cada caso. Pero hay varias técnicas. En el caso de la acupuntura, está basada en la inserción de agujas finísimas en determinados puntos sobre la superficie cutánea, que se llaman acupunturales y son altamente energéticos, situados a lo largo del recorrido de los meridianos, canales por los que circula la energía del organismo denominada Qi. Lo que se busca con las agujas es estimular la energía. Luego tenemos la fitoterapia china, que se fundamenta en el uso de plantas medicinales para tratar determinadas alteraciones fisiológicas, o estados patológicos. Estas plantas medicinales se usan con las mismas premisas que en la medicina china, se debe tener en cuenta la Teoría del Yin y el Yang, la Teoría de los Cinco Elementos, el diagnóstico previo o finalmente la aplicación del principio terapéutico según la diferenciación de síndromes. A falta de hierbas chinas en Argentina muchos terapeutas usan hierbas autóctonas siguiendo el criterio de la energética china.
— Hablando de Argentina, ¿está reconocida la medicina china?
— Fuera de China, donde hay hospitales a lo largo del país, la medicina china existe en Corea, Japón, EE.UU., Canadá, Puerto Rico, Colombia, Inglaterra, Australia y recientemente en Chile, donde se oficializaron carreras. Pero la situación en Argentina sigue postergada ya que a pesar de haberse presentado en los últimos años más de diez proyectos de ley, ninguno fue aprobado, por lo tanto las terapias chinas continúan ejerciéndose como una actividad no regulada. Están quienes pretenden que por ser médicos pueden ejercerla aunque en la Facultad de Medicina no se estudie medicina china como tema específico, o ejercer con un posgrado corto de unas horas, como si la medicina china pudiese reducirse a unos fines de semana de estudio. El modelo chileno es en verdad un modelo a desarrollar y esperemos que Argentina siga su ejemplo.
— Volvamos a las técnicas que utilizan, ¿qué otras puede mencionar?
— Tuina, masaje chino; la moxibustión, también llamada acupuntural pues es frecuente combinarla con la acupuntura, aplicando calor (en ambos casos su padre fue un famoso médico de la época de la dinastía Han, Hua Tuo). Luego la auriculoterapia, técnica basada en la inserción de agujas en el pabellón auricular; la dietoterapia, que ajusta la dieta del paciente según su constitución, con un carácter preventivo y curativo, y la gimnasia médica china, el Qi Gong, muy popular y con alto nivel de adhesión en China y en el mundo, que trabaja masajeando órganos y viseras para acondicionarlos y mejorar su funcionamiento. En todas ellas se busca ver al paciente como un individuo, o sea como algo indiviso, sin separar mente y cuerpo, evaluando a la persona como una unidad funcional comprendiendo que si alguna de las partes se desorganiza se afecta el todo.
— ¿Y cómo ve la ciencia moderna a la medicina china?
— La eficacia de las terapias chinas es innegable, tras haberse realizado en el mundo miles de ensayos clínicos demostrándolo. Pero si se tiende a abordar la medicina china con una mentalidad eminentemente cientificista, el acercamiento será infructuoso porque no se puede reducir la cualidad a la cantidad, las imágenes a figuras geométricas, la experiencia al experimento, la intuición al cálculo estadístico. La ciencia no puede abarcar las sutilezas del pensamiento chino y de poco sirve en medicina una realidad minimizada a lo que puede ser medido o pesado. La sabiduría rebasa ampliamente los límites de la ciencia.
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