Conferencia sobre el Barrio Chino de Buenos Aires
En el marco del Primer Congreso Latinoamericano de Estudios Chinos, organizado por el Instituto Confucio de La Plata el jueves y viernes en esa ciudad, la arquitecta Andrea Pappier presentó una ponencia sobre el Barrio Chino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, “una gran vidriera de la cultura china” en nuestra ciudad, lo definió, hacia más transformación e integración.
Luego de las corrientes migratorios chinas en nuestro país, que datan de principios del siglo XX pero fueron minoritarias, en los años ’80 de esa centuria llegó una camada más nutrida proveniente de Taiwán, y a partir de 2002 se registró otra más fuerte de China continental, particularmente de la provincia de Fujian, explicó Pappier.
En los últimos años hubo, dijo, “una gran transformación del barrio como fenómeno cultural y turístico, lo que se refleja también en los medios, que antes veían a la comunidad allí radicada como algo exótico”. Y señaló que a diferencia de barrios chinos en ciudades de otros países, generalmente ubicados en áreas avejentadas del downtown, como explicaron en el Congreso otros invitados de México y Cuba, por ejemplo, en Buenos Aires “no fue algo artificial —indicó Pappier— sino que fue creciendo a partir de la elección, en los ’80, de un lugar específico para instalarse, un sector del barrio Belgrano C, que antiguamente estaba separado de la ciudad de Buenos Aires, flanqueado por las barrancas y el ferrocarril. Nuestro Barrio Chino fue integrándose y armándose de manera natural, no artificial”.
Para Pappier, que además como directiva del Instituto fue la coordinadora general del Congreso, el barrio fue abriéndose cada vez más al turismo (“la propia comunidad pidió a la Secretaría de Turismo porteño hace tres años promover el área”, dijo) y compartiendo sus espacios tales como iglesias, templos, escuelas, institutos y centros culturales, entre los que destacó a BuddhaBA por su importancia clave como “promotor cultural, artístico y turístico”, y a su dueña, Margarita Lin, una persona de gran solidaridad para con el barrio y la comunidad.
Sobre la convivencia de taiwaneses y chinos del continente, Pappier sostuvo que “aunque están integrándose cada vez más, todavía los originarios de Taiwán preservan algunos espacios o festividades separados del resto. Aún no hay una total integración, pero sí más apertura”.
La “transformación desde ser un barrio tranquilo de supermercados y restaurantes a este de hoy día también se ve en nuevas festividades, como la del Bicentenario en 2010 o el hecho de sacar a la calle fiestas tradicionales, como se hizo ahora por primera vez con la de Vesak, el baño de Buda, que antes era a puertas cerradas. Lo mismo pasa con la apertura del templo de la calle Montañeses, ahora muy abierto a todos”, sostuvo. Otra fiesta que destacó Pappier fue el paso de la antorcha de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 por Buenos Aires, y por el barrio, dado que ambas ciudades tienen estatus de “hermanas” por un convenio bilateral de hace muchos años.
Recordó que la instalación del Arco de ingreso al barrio en 2009 generó polémica al delimitar de algún modo el Barrio Chino dentro del barrio de Belgrano C, pero Pappier concluyó que definitivamente la comunidad china en Buenos Aires transformó la fisonomía del lugar como “una gran vidriera de la cultura china” en nuestra ciudad, hacia más transformación e integración.
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