Premio urbanístico para China
Un plan urbanístico que convirtió las orillas de un río del norte de China utilizado como vertedero de aguas residuales y basura en un “corredor verde”, con sendas para peatones y ciclistas, obtuvo un premio en el Festival Internacional de Arquitectura de Barcelona (España).
Según el diario “South China Morning Post”, la iniciativa, a cargo del estudio de arquitectura pequinés Turenscape y aplicada en un tramo del río Sanlihe, en la ciudad de Qianan de la provincia de Hebei, fue designada proyecto del año en la categoría de “Paisajes Mundiales”.
Gracias a este plan, puesto en práctica en una de las provincias que más ha sufrido el deterioro medioambiental en China, un tramo de un importante río local que estaba prácticamente seco e invadido por los vertidos fue recuperado y volvió a ser no sólo un bucólico paisaje, sino también un hábitat clave para la vegetación autóctona y el transporte limpio.
Antes, la ciudad era conocida sobre todo como sede de importantes acerías del norte del país, que contribuyeron a la degradación del río local, dice un despacho de la agencia española de noticias EFE.
El corredor verde cubre 135 hectáreas en 13,4 kilómetros del río, y supuso una inversión de 630 millones de yuanes (unos 99 millones de dólares) en los tres años en los que se tardó en construir (2007-2010).
El proyecto incluyó la sustitución de redes de alcantarillado por sistemas de filtración naturales, así como el trasvase de agua de otro río cercano, el Luan.
Al vertiginoso ritmo de crecimiento económico de China en las últimas tres décadas le ha acompañado un igualmente rápido deterioro medioambiental, que se hace patente, por ejemplo, en la fuerte contaminación de sus ciudades, incluidas metrópolis como Beijing y Shanghai.
Sólo en los últimos años, al hilo de los esfuerzos mundiales para combatir el cambio climático, el Gobierno chino ha mostrado algo de sensibilidad hacia la conservación medioambiental, aunque los esfuerzos por ahora no son suficientes, y Beijing argumenta que al ser China un país en desarrollo todavía debe preocuparse más por el crecimiento económico que por el medio natural.
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